miércoles, 9 de julio de 2008

cronicas de un conflicto (VI)

El día miércoles 08 de abril del 2008 aproximadamente a las tres y veinte minutos de la tarde, en el campo Macagua de Guri en el Estado Bolívar se reanudaron las conversaciones de la Convención Colectiva de los trabajadores sidoristas. Las mismas se habían interrumpido después que la comisión de alto nivel en la que participaron el ministro del Trabajo, José Ramón Rivero y el gobernador del Estado, General Rangel Gómez había fracasado.
En esta oportunidad ocurrió un hecho sin precedentes en el país, por primera vez un vicepresidente de la República estaba presidiendo una mesa de discusión de Contrato Colectivo.
El cielo lucia nublado, por momentos se disparaban precipitaciones leves, los trabajadores presentes nos imaginábamos los posibles escenarios, para nosotros el mediador era un desconocido, por lo menos de manera personal, “después de esta instancia, el presidente y el Papa”, comentó un compañero.
La reunión comenzó con un matiz dinámico propio de un temperamento militar. Efectivamente, el vicepresidente Ramón Carrizales, un oficial retirado del ejercito , mantuvo a raya tanto a la empresa como al sindicato en el sentido de ordenar la discusión para que los planteamientos y propuestas fluyeran sin ambages ni cortapisas.
En las primeras de cambio la empresa aceptó absorber a los trabajadores amparados por la clausula 97, son aproximadamente 1200 y se refiere a los trabajadores cuyas funciones son inherentes y conexas con la producción. Igualmente aceptó llevar al salario mínimo a los jubilados y pensionados que están por debajo de ese monto.
Posteriormente, pasada la media noche se siguió debatiendo el aumento salarial y los elementos que conforman el salario normal para efectos de su respectivo cálculo, igualmente las vacaciones y utilidades. La representación empresarial solicitaba continuamente lapsos para consultar con sus máximos niveles de decisión. Era el mismo estilo de discusión de los últimos catorce meses, también la empresa había cambiado a sus representantes, ahora eran otros, con más jerarquía, pero la intransigencia era la misma.
El Ingeniero Julián Eguren, presidente saliente de SIDOR y el presidente entrante, Ingeniero Ricardo Prósperi, representaron al grupo Rocca en la mesa, su desenvolvimiento habitualmente prepotente estuvo moderado, solo a través del brillo inevitable de sus miradas se podía percibir la vanidad represada, el grupo de los Rocca forma los gerentes para avasallar.
En realidad, también conocimos argentinos humildes, “no soy argentino, soy de Córdoba”, nos dijo un expatriado.
Su forma meticulosa, cerrada y casi infranqueable de negociar nos hizo suponer que precisaban con un vernier, o con otra herramienta de nonio milimétrico; los avances nunca fueron compatibles con el tiempo de la discusión.
Para los trabajadores, las cláusulas determinadas y con respaldo de la Ley Orgánica del Trabajo no podían tener discusión, el bono nocturno y las horas extraordinarias se calculan a salario normal, “eso no se discute” casi gritaba el piojo. El domingo trabajado se considera como un día feriado trabajado, “entonces, no hay vuelta atrás”, refutaba Bulmaro.
Se trataba de homologar la convención colectiva a los artículos más importantes de la Ley Orgánica del Trabajo y su Reglamento, para el sindicato era crucial recuperar los beneficios perdidos. Las entregas del pasado no podían repetirse, por eso las instrucciones de los trabajadores fueron contundentes , “no se rajen, tienen todo el respaldo”.
Era la 1:40 de la mañana del 09 de aabril , el Vicepresidente emplazó a los representantes de la empresa a que presentaran la propuesta definitiva, al fin y al cabo, él era el vicepresidente de veintiséis millones de venezolanos y no podía paralizar su despacho para aguantar las impertinencias de los argentinos. Catorce meses era tiempo suficiente para calcular su oferta salarial y los costos asociados.
El Vice Carrizalez lucia con mucha seguridad, el hombre de confianza del presidente Chávez venia con instrucciones precisas, los militares no están formados para perder tiempo. Frente a él, dos empleados del grupo Rocca, mas que empleados, imágenes de un imperio, influyentes en el mundo político. Sus ramificaciones en Argentina, Bélgica, Italia, México, Japón, Rumania, Estados Unidos y Canada, los convirtieron en imbatibles.
A su lado, el Sindicato Único de la Industria Siderurgica y sus Similares SUTISS. El Gobierno estaba acorralado, el sindicato y los trabajadores no iban a ceder, después de la paliza recibida en la sangrienta jornada del catorce de Marzo frente al portón uno de SIDOR , la salida era una sola.
La policía del estado se dio vida, la guardia nacional actuó con saña, todavía algunos trabajadores no han podido recuperar sus autos destrozados, los sidoristas estaban decididos y el gobierno lo sabia.
Por ese motivo, empujado por la fuerza de la razón indiscutible del movimiento de mayor peso en el país, con las líneas directas de Miraflores colocadas en sus palabras, el coronel Carrizalez manifestó frente a los argentinos, al igual que pudo impartir ordenes ante un batallón de soldados: “Les comunico, en nombre de la Republica Bolivariana de Venezuela, que hemos decidido nacionalizar la empresa SIDOR”.
La noticia se propago por el país, trascendió al mundo y el portón tres de SIDOR fue el epicentro de la euforia siderúrgica.

viernes, 4 de julio de 2008

Dia de la reestatizacion de SIDOR



En franco dialogo, Tata, Acevedo,Daniel y Alcocer en la madrugada del dia 09 de Abril en el porton 03 de SIDOR despues de anunciada la reestatización de la empresa