sábado, 21 de junio de 2008

Cronicas de un conflicto ( IV) El cuarto oscuro

Crónicas de un conflicto (IV)

El cuarto Negro



En la pasada discusión de la Convención Colectiva de los trabajadores de SIDOR, pasaron muchas cosas.
Algunas son del domino publico, otras quedaron en las actas, otras quedaron en los pormenores y menudencias, sin embargo todas son parte de la historia, una historia que se escribió a sangre y fuego, con mucha fuerza y mucha decisión.
Uno de los capítulos se desarrolló en la sala de conferencias del campo Macagua, ubicado en Guri, Estado Bolívar, en pleno centro de la empresa Edelca, allí en uno de los momentos mas álgidos de la discusión, en presencia del ciudadano gobernador del estado Bolívar y del ministro del Poder Popular para el Trabajo y la Seguridad Social.
Nerio Fuentes, dirigente del Sindicato SUTISS de SIDOR irrumpió con un discurso desgarrador, hizo un “mea culpa”, acepto errores cometidos, hizo un recuento de la actuación del sindicato en los últimos diez años, fue un acto de contrición conmovedor.
Allí, para sorpresa de propios y extraños, reveló secretos que dejaron de ser secretos, y entre las cosas mas resaltantes relató como fue llevado por el anterior presidente del sindicato a la ciudad de Caracas, y como lo metió en un cuarto oscuro y cuando se encendió la lámpara, allí estaban la señora Posada y el señor Corradi.
Contó como lo envolvieron en una conversación golpista y al final firmó, firmó para entregar cláusulas y beneficios.
Posteriormente, en uno de los tantos viajes que hicimos a Caracas, todavía intrigados por las espectaculares revelaciones, nos preguntábamos ¿dónde estará el cuarto oscuro donde metieron a Nerio?
Miramos a nuestro alrededor, edificios, torres, el inmenso valle cortejado por el Ávila y la inmensa cordillera con sus relieves que se aprisionan entre si para ganarse el honor de cuidar de la sultana, vino a nuestra memoria la Caracas de los techos rojos que una vez nos describió el poeta Pérez Bonalde, solo que esta vez son los cerros de ladrillos rojos, donde increíblemente se construyen casas de diferentes modelos, en La Silsa, Gramoven, Sarría, cerros emblemáticos de nuestra capital con sus escaleras, carreteras para rústicos, verdaderas obras de ingeniería, envidia de las Universidades, y demostración del talento criollo y de lo que son capaces de hacer los venezolanos.
Nos preguntamos ¿dónde estará el cuarto negro donde metieron a Nerio? No, no creemos, que sea en alguno de los cerros de Caracas, no creemos que sea en algunos de esos espacios donde la miseria juega garrote, no puede ser que ese cuarto oscuro este ubicado en medio de un campo de guerra, donde la inseguridad mantiene a la gente presa en sus propios hogares, donde un quejido o un lamento es natural en la madrugada y el ulular de la sirena es parte de la cotidianidad, definitivamente descartamos que ese cuarto estuviera allí.
La cláusula de la adicionalidad de las prestaciones sociales de los trabajadores sidoristas debió tener un patíbulo más cónsono, mas civilizado, mas tranquilo. Otro debió ser el quirófano, otra debió ser la morgue, los beneficios de los trabajadores no tienen muertes tan trágicas, el tabulador de cargos quizás estuvo a fuego lento o el aumento por méritos paso por el polígono de tiro del fuerte Tiuna, no podía esperarse otra cosa de un “tiro al piso”.
Decidimos que ese cuarto oscuro debía estar en pleno centro de Caracas, no en el Country Club, ese es un campo abierto, debía ser en un Gran Hotel o en una gran oficina. La lámpara que se encendió fue testigo de excepción. Observó los rostros, las figuras, escuchó las palabras, el acento pausado de Corradi, las palabras apabullantes de Posada y por supuesto el anfitrión, el inefable Ramón.
Si Nerio dijo algo, no nos consta, pero si firmó porque el mismo lo admitió. Continuamos con las elucubraciones, es bastante difícil encontrar un cuarto oscuro en la ciudad de Caracas, puede haber muchos, pero en uno solo se consumó la traición, y esa si es una sombra de la que no se podrán escapar, bien en el Himmalaya, o en el Salto Ángel. Puede ser que los actores estén en El Vaticano, allí estará la sombra, allí estará la mano enguantada acariciando las almas comprometidas y buscado su recompensa.
Ese fue el ultimo “petit comité” como dirían los franceses. “Nomás”, no voy a mas petit comité, dijo Nerio, de ese cuarto oscuro salí encadilao.
Para los trabajadores esa pagina no esta pasada. Ese cuarto existió, a lo mejor habrán cambiado las cortinas, a lo mejor lo habrán demolido.
Mientras tanto los sidoristas pasamos no solamente las de Caín, sino también la de los cristianos en las Catacumbas romanas.
El mundo es testigo, no nos rendimos, siempre confiamos en nosotros mismos, dimos una batalla, vendrán otras, llegaran nuevos viajeros con sus alforjas cargadas de ilusiones, se irán otros con sus maletas cargadas de resentimientos y siempre un aparte para colocar el cofre del deber cumplido y la satisfacción de haber sido protagonistas en una batalla inolvidable.

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